Escribe: Eduardo Aboccó
Presidente de la Fraternidad Cristiana Vida
Presidente de la RUMP
De toda el agua existente en nuestro planeta, 75% conforma los mares; y se caracterizan por su condición salada, compuesta por minerales como cloruro de sodio, potasio, magnesio, estroncio, entre otros. Muchos de éstos minerales son valiosos para diversas formas de vida. Por otro lado, el agua de esos mares, interactúan con otros elementos de la naturaleza y promueven vida en sus muy distintas manifestaciones. El problema que tenemos muchas personas, es que muchas veces vemos nuestra existencia de manera separada e incluso hacemos la celebración del día mundial de los mares, de manera independiente al resto de lo existente. Olvidamos muy fácilmente la interacción del sol con el agua de los mares, creando vapor de agua, luego condensado en nubes que se dirigen a los continentes y por efecto de los vientos, la temperatura, los árboles, el agua cae a la tierra y alimenta otras formas de vida.
Por eso es necesario que la humanidad comience a ver la creación como un todo, que se nutre, alimenta, coexiste entre sí. Hay un balance creado (Génesis 1: 10b).
La ONU crea éste día especial en 1948 con el objetivo de promover la conservación de los mares. Pero si entendemos el planeta como un todo, ¿cómo conservar los mares, si contaminamos otros espacios de nuestra creación? Los ríos que contaminamos van hacia el mar, los desperdicios químicos y líquidos que desechamos en grandes basurales encuentran agua subterránea y se movilizan en diferentes direcciones, llegando aún al mar.
Los grandes incendios y la quema de diversos materiales contaminantes por fábricas o bajo el efecto de la intervención humana, crea nubes cargadas de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno que, al condensarse y caer como lluvia ácida, tanto en los mares como en la tierra, contamina y destruye la vida. La vida y la muerte, visto así, tienen movimiento. Lo que beneficia un espacio de la creación, beneficia toda la creación; pero cuando se produce muerte en un espacio de la creación, toda la creación va siendo invadida por diversas formas de muerte.
El Apóstol Pablo usó una metáfora muy interesante para definir la conformación y vitalidad de lo que llamamos Iglesia; él decía en 1 Corintios 12:26 que cuando una parte del cuerpo sufre, todo el cuerpo sufre; y si una parte del cuerpo se alegra, todo el cuerpo se alegra. Así también es nuestro planeta. La contaminación/mercantilización del planeta como manifestaciones de muerte, va destruyendo lentamente la creación. Pero las diversas formas de contaminación que vivimos en el planeta no son naturales. Si bien es cierto que el planeta desarrolla formas naturales de contaminación (p.e. humo de los volcanes o algunos incendios forestales), la gran mayoría de la contaminación de las últimas décadas es resultado de las injustas relaciones que vive la humanidad y son fomentadas por una humanidad que mira lo creado como fuente de riqueza personal o peor aún, muchas veces como la letrina de lo que no se quiere ver.
No hablamos de una humanidad que vive en relaciones básicas con la creación (como nuestros indígenas y campesinos de países subdesarrollados) que provocan una contaminación que, en su mayoría, hasta puede ser beneficiosa para la tierra misma.
La humanidad contamina hoy bajo relaciones injustas, indiferencia, egocentrismo, búsqueda de poder y satisfacción personal de poder. El mundo/creación y aún el ser humano es una mercancía más y a la vez es un desecho en sí mismo. Ésta humanidad destructiva se esconde muchas veces bajo el nombre de empresas, fábricas, convenios o tratados internacionales, protección de soberanías, etcétera.
Ahora preguntémonos: ¿Qué porcentaje de la humanidad se siente parte de la creación?
Hace sólo un mes (24 de agosto de 2023), Japón comenzó a desechar residuos nucleares de la planta de Fukushima al mar. Si bien es cierto, países circundantes han protestado por esta acción, todo ha quedado ahí, en un reclamo y tal vez ruptura de relaciones comerciales entre países asiáticos circundantes (al mismo estilo de los bloqueos económicos tan usados hacia algunos países).
¿Cuántos japoneses están a favor de esa acción generada por su gobierno? ¿cuántos en contra? ¿cuántos seres humanos en el planeta tenemos una postura crítica ante éste hecho desarrollado por el gobierno japonés? Del mar consumimos y al mar defecamos.
Si bien es cierto que, según la Biblia, Dios le da al ser humano la labor de administrar la creación, no dejamos de ser también creados y parte de la misma. Entonces, como decíamos al inicio, mientras la humanidad en su plenitud no sienta la creación como un solo cuerpo (donde el ser humano es una parte importante), posiblemente seguiremos generando manifestaciones de muerte en el planeta. Mientras sigamos viendo la creación (incluyendo al ser humano) como mercancía explotable, los dolores de parto (Rom. 8:22) seguirán en aumento.
Necesitamos entonces fomentar dos cosas importantes:
- Una eco-espiritualidad, donde cada uno y una de nosotros/as nos sintamos parte de ésta creación buena de Dios y con Dios.
- Iniciemos un trabajo de buscar a los/as pecadores hacia el arrepentimiento (Lucas 5:32). Es fácil trabajar con quienes comprenden la voluntad de Dios (justos); el reto para esos justos, es trabajar con los pecadores de nuestro tiempo, que son indiferentes, cómplices de injusticias, manipulados “como ovejas que no tienen pastor” (Mt. 9.36).
Te invito a asumir éstos reto en el día mundial de los mares.